11 de Septiembre de 1997  (Maria)

 

Mis queridos hijos,

 

Ustedes, hijos Míos, están viviendo en los días finales de decisión. Mi presencia aquí ha sido permitida como un precioso regalo el cual uno puede aceptar o rechazar. Les pido que disciernan en este tiempo de gracia --- reconózcanlo por lo que es --- un gran regalo de amor y misericordia de Mi Hijo.

 

Nosotros deseamos, hijos Míos, su total conversión para que ustedes puedan experimentar Nuestra paz muy dentro de sus almas. Otros deben realmente ver esta gracia tan grande para cambiar sus endurecidos corazones de piedra, al barro de alfarero.  Permitan que Jesús les dé nuevos corazones los cuales El va a moldear en vasijas de tierra llenas con Su amor.  Nosotros deseamos su felicidad ---- felicidad verdadera.  Acepten los regalos que Les ofrecemos por Nuestra gratitud, porque grande es el amor y la misericordia de Jesús.

 

No vacilen en su deseo de santidad porque ustedes, hijos Míos saben que una gran purificación debe venir.  Abracen sus pruebas y sufrimientos porque cada una va a ser una gracia elevándolos a un grado más grande de santidad.  Permitan que el amor siempre sea su guía.  Verdadero amor ---- verdadera paz a través de Jesús.  Estoy aquí para presentarlos a Mi Hijo.  No teman, o, pequeños Míos, que este capítulo de la vida llega a su fin.

 

 Oren y prepárense.
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