25 de Octubre de 1997 (Maria)

 

Mis queridos hijos, 

 

Repito y vuelvo a repetir Mis palabras de advertencia a ustedes y así seguiré hasta que la realidad de su significado haya despertado su alma.  Hijos Míos, no tomen cada día por dado --- porque aun vivan y respiren ocupadísimos con los quehaceres diarios sepan que ésto en sí es un regalo de Dios.  Aprecien cada momento --- demasiado pronto van a ocurrir cambios que afectarán su vida muchísimo.  Abracen este gran tiempo de gracia porque Mi Hijo vierte Su misericordia sobre ustedes.  Deben preparar porque ustedes a su vez están siendo preparados.  Aun hay mucho que se requiere de ustedes.  Únanse en la unidad común de la oración porque ustedes han de convertirse en fortalezas de amor y esperanza.  La desesperación llenará su aire.  El temor y la ansiedad abundarán, pero aquellos quienes confían en Jesús descansarán en la tranquilidad de Nuestros corazones.

 

Acérquense a Jesús --- prepárense y reconcíliense.  Procuren siempre estar en un estado de gracia.  Guarden sus pensamientos y su lengua porque ambos atacan al prójimo --- uno silenciosamente, el otro con la fiereza de animales salvajes.  Oren para que sus ángeles de la guardia guarden sus pensamientos y sus palabras.  Permitan que solo la pureza y el amor moren dentro de ustedes.  Oren --- oren desde lo más profundo de sus corazones.  Estamos aquí, hijos Míos.  Sujétense fuerte a su fe porque las nubes de la  tormenta se acercan.  Sepan que son muy amados.  Paz, pequeños.
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