23 de Noviembre de 1997 (Maria)

 

Mis queridos hijos,

 

Les traemos Nuestra paz para sembrarla en los corazones, mentes y almas de cada uno.  Muchos rezan por la paz pero no la conocen ni conocen la verdadera alegría que trae.  Sus corazones no deben preocuparse, pequeños Míos, porque la paz y el amor de Jesús el Salvador los rodea y los acerca más a Su Corazón el cual fue traspasado por amor hacia ustedes.  Miren más allá de la pequeñez de su mundo y de las mentes pequeñas que procuran únicamente el poder y la gloria --- pero contemplen con sus ojos y con sus corazones que el Padre es realmente el Creador --- El Divino en quien ustedes confían.

 

Confíen, hijos Míos, y acepten lo que debe ser, porque al confiar crece su fe y procura sólo el bien y la misericordia.  En todas las cosas den alabanza y gloria a Dios y ustedes a su vez encontrarán favor con El quien entiende las pruebas que ustedes padecen y sabe de los grandes beneficios que les trae a su alma.  Regocíjense, pequeños Míos, porque el sufrimiento cuando se hace por amor trae verdadero júbilo.  Paz y amor. 
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