10 de Julio de 1997

 

(Durante el Rosario en la Iglesia de Nuestra Senora de las Montañas)  (Maria)

 

Mis queridos pequeños,

 

Mi paz les doy.  No permitan que sus corazones se turben por las pruebas de este mundo.  Sus pruebas son como los abrojos en el campo, que aunque traten de deshacerse de ellos, no pueden.  Ustedes, pequeños Míos, son las flores silvestres que se han enraizado entre los abrojos.  Yo recojo a cada uno de ustedes en un ramillete el cual le llevo a Mi Hijo.  Paz, pequeños Míos.
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