26 de Diciembre de 1997 (Jesús)

 

Mi gente,
Atiendan, hijos Míos, al sonido de Mi voz.  Ustedes son Mi gente a quien Yo llamo a amar servir y acercar a otros a la fuente de Mi misericordia. Atiendan las palabras de Mi Madre a quien Yo he enviado para guiarlos al Santuario de Mi más Sagrado Corazón. Ella es la Bendita enviada por el Cielo quien a través de Su humildad y Su santa obediencia es la Reina quien amorosamente extiende su brazo con gentil compasión y abraza a carla una de Mis ovejas para guiarlas a la fuente de Mi misericordia.
Mi gente, Yo el amo y deseo que cada uno esté Conmigo en la eternidad. No teman, ni se descarríen, vengan a Mi y reconcíliense, que Yo solo procuro limpiar y purificar sus almas. Regocíjense pues estoy siempre con ustedes. Tengan confianza en Mí, nunca los dejaré y continuamente procuraré su felicidad eterna.
No dejen que su fe se debilite o sea subyugada por los errores de este mundo. ¡Yo deseo corazones llenos de seguridad, confidentes de que Mi palabra es verdadera!  Así como Mis promesas a Abraham fueron reveladas hace muchos años, así también, Mis promesas se mantienen para aquellos cuya fe no vacila. ¡Sean valientes, hijos Míos! Este tiempo de oscuridad pronto se desvanece dentro de un nuevo día de esperanza que ilumina el horizonte.
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